El desarrollo del capitalismo sobrevino en la existencia de grandes empresas multinacionales, cada día mayores, cada vez más concentradas y más insaciablemente sedientas de crecimiento.
Son ellas quienes gobiernan el mundo a través de sus asistentes que pueden llamarse Obama o Felipe Calderón.
Su ambición se traduce en un feroz ataque a la naturaleza que lleva a la desaparición de especies animales, vegetales, y, por supuesto, al exterminio de nuestra especie.
Esto saben muy bien los grandes empresarios, pero ¿Qué pueden hacer? Si alguno de ellos por razones éticas renuncia a implantar una instalación contaminante, vendrá otro que lo haga.
Los capitalistas tiene un objetivo: Ganar la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo posible.
La devastación natural se da en muchas formas. La más peligrosa es el calentamiento global por la emisión de gases de efecto invernadero. Además provoca huracanes, intensas lluvias, sequías, veranos más calientes, inviernos más fríos. Los magnates insipientes llaman “desastres naturales”. Por supuesto esos “desastres naturales” no conocen fronteras: El agua de un diluvio cubrió pueblos en el Cusco, pudrió grandes extensiones de sementeras, un río de barro pasó durante semanas por una población. El huracán Katrina arrasó Nueva Orleans y hay una fuerte inundación en Dakota del Norte, ambos en Estados Unidos.
Desafortunadamente es difícil que el calentamiento global sea confrontado por protestas sociales.
17:03
Avraam cesegna


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